Las flores, frutas, pescados y conservas ecuatorianas han tenido que enfrentar desde abril un obstáculo inesperado: un arancel del 10 % impuesto por Estados Unidos. Pero hay buenas noticias en el horizonte. Ecuador acaba de cerrar una ronda crucial de negociaciones para revertir esta medida y asegurar que sus productos estrella sigan brillando en los mercados internacionales sin sobrecostos. El ministro de Producción lideró las conversaciones con la Oficina del Representante Comercial de EEUU, buscando no solo la eliminación del arancel, sino también resolver una lista de “irritantes comerciales” que afectan el flujo bilateral. Estos incluyen barreras técnicas, temas de propiedad intelectual y condiciones de acceso al mercado.
Estados Unidos ha extendido el plazo hasta el 1 de agosto de 2025 para tomar una decisión definitiva sobre la sobretasa, lo que abre una ventana crítica para Ecuador. Sectores, como el bananero, esperan que la tasa se reduzca al 0 %. Esta expectativa no es menor, considerando que el país logró un crecimiento del 3,4 % en el primer trimestre del año, impulsado por exportaciones no petroleras.
Este logro refleja el papel esencial de las exportaciones en la economía nacional, y también lo frágil que puede ser este éxito si no se mantienen condiciones comerciales favorables.
Lograr una rebaja arancelaria no sería solo una victoria de corto plazo. Significa también abrir la puerta a mayor inversión extranjera, consolidar relaciones estratégicas con el mercado estadounidense y avanzar hacia un acuerdo comercial más amplio, que posicione a Ecuador dentro de cadenas de valor regionales y globales.
Con puertos como Guayaquil y Posorja listos para asumir mayor volumen, y con un marco legal que se moderniza, el país tiene todo para consolidarse como una plataforma exportadora ágil, confiable y competitiva.