Las tensiones entre Irán, Estados Unidos e Israel han escalado con fuerza en junio de 2025, marcando un nuevo capítulo en la geopolítica global. Ataques cruzados, operaciones militares y amenazas directas de cierre del Estrecho de Ormuz han colocado a la logística marítima en el centro de la conversación. Y aunque este escenario ocurre a miles de kilómetros, sus repercusiones se sienten en puertos, rutas y cadenas de suministro en todo el mundo.
El Estrecho de Ormuz es uno de los corredores marítimos más importantes del planeta. Aproximadamente una quinta parte del petróleo mundial pasa por allí, junto con volúmenes significativos de gas natural y mercancías diversas. La amenaza de su cierre o bloqueo ha llevado a que navieras redirijan sus rutas, y a que aseguradoras clasifiquen la región como zona de guerra, encareciendo los seguros y aumentando los riesgos operativos.
Esto ha generado un efecto dominó. Buques que habitualmente transitan por el Golfo Pérsico ahora están siendo desviados hacia puertos alternativos, lo que incrementa los tiempos de tránsito y provoca congestión en terminales como Jebel Ali o Salalah. A su vez, contenedores en tránsito han quedado detenidos o en espera de nueva programación, afectando entregas y comprometiendo operaciones just-in-time.
El impacto económico no se limita al aumento en los tiempos: las tarifas de flete han subido en las rutas afectadas, y el seguro de riesgo bélico —ahora requerido en estas travesías— ha multiplicado sus costos. Para muchas empresas, esto significa renegociar contratos, revisar cláusulas de fuerza mayor y tomar decisiones logísticas bajo presión.
Las empresas que dependen de una logística sincronizada y de alta rotación están viendo afectado su ritmo. Sectores como electrónica, farmacéutica, automotriz o moda, con márgenes de inventario ajustados, están reaccionando con medidas como ampliar sus reservas, diversificar modos de transporte y anticipar embarques críticos.
En este contexto, la resiliencia logística se pone a prueba. Monitorear en tiempo real, mantenerse informados y actuar con agilidad se vuelve clave. La planificación estratégica ya no puede prescindir del análisis geopolítico.
En Grupo Transoceánica entendemos que la logística no solo depende del mar, sino también del mundo que lo rodea. Por eso, seguimos comprometidos con anticiparnos, adaptarnos y acompañar a nuestros clientes en cada nuevo desafío que se presenta, incluso cuando las olas no vienen del océano, sino de la política internacional.