Durante las primeras semanas de junio, los principales puertos de China, como Shanghái, Ningbo, Shenzhen y Qingdao, enfrentaron una seria congestión causada por la escasez de equipos vacíos, particularmente contenedores. Esta situación generó un efecto dominó que afectó la disponibilidad de espacio para exportaciones e importaciones, elevando de forma sostenida las tarifas de flete marítimo, que en algunos casos superaron los USD 6.000 por contenedor para embarques programados en julio. Para los importadores ecuatorianos, esto significó enfrentar mayores costos, retrasos logísticos y crecientes dificultades para garantizar espacio, especialmente en industrias dependientes de insumos, maquinaria o productos terminados provenientes de Asia. A su vez, los exportadores ecuatorianos hacia mercados asiáticos también se vieron limitados por la escasez de contenedores vacíos para retornos, con impactos sobre los tiempos de embarque y la rentabilidad de las operaciones.
Sin embargo, tras semanas de alta presión operativa y comercial, el mercado ha dado un giro leve pero significativo. En los últimos días, se ha registrado una baja temporal en las tarifas de flete desde China, atribuida a ajustes de capacidad por parte de las navieras, la liberación de espacio derivada de sobrecontrataciones previas y la caída estacional de la demanda posterior al Año Nuevo Chino. Esta combinación de factores ha generado una mayor disponibilidad de espacio en los puertos de origen, lo que representa una oportunidad coyuntural para los actores del comercio exterior en Ecuador.
Las condiciones actuales ofrecen un respiro y una ventana de acción táctica para importadores y exportadores, quienes pueden aprovechar esta fase de alivio para adelantar embarques estratégicos, optimizar costos logísticos y renegociar tarifas en un entorno momentáneamente más favorable. No obstante, el contexto sigue siendo volátil y la cercanía de la temporada alta de exportaciones desde Asia hace prever una posible reversión en los precios y la disponibilidad de espacio en las próximas semanas. Frente a este escenario, resulta clave actuar con anticipación y planificación. Las decisiones que se tomen ahora pueden marcar una diferencia significativa en términos de costos, cumplimiento de entregas y competitividad en los meses venideros. La experiencia reciente confirma que, en el comercio internacional, leer el ritmo del mercado y adaptarse a tiempo ya no es una ventaja: es una necesidad estratégica.